Alice, de 35 años y con un hijo de 9, vive, superficial y racista, en una gran villa en Parioli, al norte de Roma. Ante la repentina muerte de su marido, contratista sanitario, se entera por el abogado de la familia que su marido la ha dejado en la calle y que, si no salda cuanto antes la cuantiosa deuda, también perderá la custodia de su hijo. Siguiendo el camarero al que maltrató hasta unos minutos antes, Alice deja el lujo al que está acostumbrada y se muda a una terraza destartalada del barrio obrero de Quarticciolo. Luego, para ganar dinero rápido, recurre a la profesión más antigua del mundo, al menos hasta que conoce a Giulio…
La película recibió 4
nominaciones y ganó un premio en el Nastri d'Argento (mejor comedia), 5
nominaciones y un premio en el David di Donatello (mejor actriz a Paola
Cortellesi) y dos Globos d’Oro a la mejor comedia y al mejor actor Raoul Bova.
Gran éxito en la taquilla italiana, donde recaudó 7,9 millones de euros.
Nessuno mi può giudicare
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El comisario Ricciardi
Los bastardos de Pizzofalcone
