Salvatore, exitoso director de cine, vuelve a su pueblo natal para asistir al funeral de su viejo amigo Alfredo, quien fue el proyeccionista del cine local durante su infancia en Sicilia. Pronto los recuerdos de su primer amor con la bella Elena y de todos los capítulos que marcaron su feliz infancia vuelven a su mente, conectando a Salvatore con la comunidad que abandonó 30 años atrás. El pequeño 'Totò' no se separaba del lado de Alfredo, que coleccionaba en secreto todos los descartes que el sacerdote -el censor definitivo- cortaba de las películas proyectadas…