La mítica cineasta polaca Agnieszka Holland (In Darkness, Europa Europa) cuenta la historia de una figura fascinante y poco conocida: el curandero checo Jan Mikolášek, quien se convirtió en una celebridad en los años 30 entre ricos y pobres, atendiendo a los alemanes durante la ocupación nazi y también a los oficiales comunistas tras la guerra. Debido a su sorprendente capacidad para diagnosticar enfermedades a partir de la mera observación de la orina, miles de personas con diversas afecciones se formaban día a día afuera de su casa –una mansión acondicionada para la atención de sus enfermos–, con la esperanza de encontrar una cura por medio de tés, infusiones o combinaciones de hierbas, cuyas propiedades Mikolášek conocía a la perfección. En esta película no solo entra en juego la ambivalencia de Mikolášek, que bien puede ser un impostor o un ser tocado por la gracia, sino también su historia de amor con su ayudante František, tabú en la sociedad en la que les tocó vivir.