Lucía vive en el Piamonte junto a su esposo Andrea y su hijo Tommaso. La suya es una existencia (aparentemente) tranquila: un trabajo creativo como florista con un amigo, una hermosa casa, una existencia burguesa en la que se mueve con cautela, como a través del grueso manto de la niebla del norte. A lo largo de los años siempre ha delegado en su esposo la responsabilidad de decidir qué es lo correcto en cada situación, dedicándose a su hijo y al comercio de flores en el centro. De repente, el descubrimiento de una traición de Andrea y el encuentro con Feysal, un muchacho inmigrante que vende objetos en la calle y vive al día, con quien se embarca en un diálogo que quizás sea el único auténtico de su vida planificada y predecible, trastorna todas sus certezas. Lucía comienza a cambiar y en pequeños pasos se pone en contacto consigo misma, hasta que finalmente encuentra la fuerza para hacer una transformación en su vida…